Almirante Jose Toribio Merino Castro

El Almirante José Toribio Merino Castro fue uno de los artífices  del Pronunciamiento Militar en 1973 que termino con la presidencia de Chile que ejercía Salvador Allende. 
Fue el Almirante Merino quien supo como  incorporar al General Augusto Pinochet en la decidida revolución militar que el 11 de septiembre de 1973 que puso termino abruptamente al gobierno izquierdista de Unidad Popular que había destruido Chile social, económica y, políticamente.

El Almirante Merino como segundo de abordo en la Armada de Chile fue quien junto a otros oficiales bajo su dirección, inició y planeo  el pronunciamiento militar que haría cumplir el clamor de mas de dos tercios de chilenos que reclamaban la salida de Salvador Allende. 

Según relató él mismo almirante y el propio general Augusto Pinochet en su libro El Día Decisivo, fue el Almirante quien frente a las informaciones que obtuvo   la Armada, respecto del autogolpe que daría la izquierda. 
El Almirante Merino debió llamar al General Pinochet que había sido nombrado por el propio Allende a comandar el Ejército de Chile, para decididamente apresurar el Pronunciamiento Militar para el día martes 11 de septiembre de 1973

El General Pinochet en su libro El Día Decisivo dice:    .... las cuatro Instituciones unidas podrían derrocar al Gobierno marxista, se nombraría una Junta de Gobierno, cuyo Presidente sería yo, pese a que él General Leigh era dos días más antiguo, a lo que repliqué que esa afirmación era un error de su parte, pues los Comandantes en Jefe representan a sus Instituciones en el orden Ejército, Armada y FACH. 

Cómo aceptó lo que yo le exponía y no era momento de discusiones, luego me limité a escucharlo y decirle que el Ejército no tenía problemas para actuar. Estábamos en ese lugar conversando sobre nuestra resolución, cuando llegaron a la casa dos altos Jefes de la Armada, a quienes mí esposa [Lucía Hiriart] los hizo pasar al escritorio donde nos encontrábamos con el Comandante en Jefe de la FACH. Allí manifestaron que ellos eran portadores de un documento del Almirante Merino, Jefe de la Primera Zona Naval.

Las breves lineas que contenía la misiva enviada por el Jefe de la Primera Zona Naval eran trascendentales. 
De no haber tenido el Ejército el alistamiento que ya había alcanzado para la acción del día 14 de Septimbre, creo que la situación pudo habernos llevado a un fracaso, a una división que terminaría en lo que tanto deseaba evitar: la guerra civil. 

El corto documento en referencia hoy es histórico. Aquel mensaje reflejaba los momentos muy graves que se vivían, y en él se pedía que participara el Ejército en dos días más. Al parecer, no se había recordado que esta Institución se extiende por todo el territorio nacional, y que su alistamiento es muy difícil mantenerlo en secreto. 
Ahora bien, hoy comprendo, como lo entendí ese día, que en Valparaíso la Armada estaba apenas contenida, y que, de no aceptarse lo que se solicitaba, ella actuaría sola el 11 de septiembre. Naturalmente, el hecho de anticiparse la Armada. podía echar por tierra la planificación que tan cuidadosamente había elaborado el Ejército.

—O sea, la Armada y el Almirante Merino  apresuraron el pronunciamiento.
—El hecho de que la Armada se empeñara sola en esta acción era suicida, aun si se le agregaban algunas Unidades del Ejército.

Bastaba que una sola guarnición militar no obedeciera, para que corriera el peligro de que las Fuerzas Armadas se polarizaran y se produjera una guerra fratricida. Estimé que no me quedaba más camino que aceptar la petición de la Armada y anticipar la acción del 14 de septiembre para el 11, por cuanto a lo menos se descartaba así el peligro de una guerra civil inminente.

Leída nuevamente la comunicación enviada por el patriota Almirante Merino Jefe de la 1 Zona Naval, rechacé la pluma fuente que me ofreció uno de sus portadores, expresándole que yo para este caso usaba lo propio, y procedí a firmaría junto con el Comandante en Jefe de la FACH y, al término de este compromiso, les señalé a los Jefes de la Armada y la FACH que el Ejército estaba listo y que actuaría el 11 de septiembre.

No quise participarles a estos Jefes cuánto me complicaba tener que apurar los acontecimientos en mi institución. Ello me obligaba a apresurar las órdenes, y enviarlas el lunes 10 y no el miércoles 12, como tenía previsto. Para eso opté por tomar el asunto personalmente. 

Activé la remisión de las órdenes enviándolas por avión al Norte y Sur del país en la mañana del 10 de septiembre. Más adelante conversé con el General Comandante en Jefe de la FACH, sobre la participación de esa institución. Como prácticamente el problema era esencialmente del Ejército, le expresé que aceptaba el bombardeo de La Moneda, en caso de resistencia de parte de los marxistas, pues sabía que la acción, mientras más dura, produciría unas más rápida decisiones y con ello se ahorrarían muchas vidas de compatriotas.

En la conversación con los oficiales de la Armada uno de ellos me señaló que la Escuadra iba a zarpar el día lunes 10 de septiembre para participar en la Operación UNITAS, pero que regresaría a Valparaíso el martes 11, con lo que se haría público que la Escuadra se había sublevado.

Mi mayor satisfacción era la forma como habíamos mantenido el secreto de la operación, ya que nada se había filtrado, y cuando hubo sospechas, éstas habían sido disipadas por el propio Allende. Ahora, cualquier indiscreción, al aumentar el número de los participantes, podía anular lo que con tanto cuidado se había planificado. Por tal razón, me preocupé especialmente al término de la reunión de recalcar a los visitantes que todo debía desenvolverse en forma normal y en el mayor secreto, pues cualquiera indiscreción, filtración o infidencia no sólo nos costaría la vida, sino que haría fracasar la acción. 

Insistí que ante el menor antecedente que captaran los agentes del Gobierno, que tenían una excelente red de espionaje, todo estaba perdido.

Los visitantes se retiraron, sin aceptar la taza de té que les ofrecí, y la vida continuó bajo la apariencia de la más absoluta tranquilidad. El cumpleaños de mi hija Jacqueline se continuó.
El Día Decisivo. Augusto Pinochet.

El Almirante Merino era un marino comprometido patrióticamente con servir a su país y sus Instituciones militares de acuerdo con ideas llenas de tradición y fervor patriótico, desde muy joven siendo parte de la marina desarrollo su posición anticomunista y ese día decisivo el 11 de Septiembre de 1973 junto con otros marinos tuvo el coraje, para rescatar la Patria del izquierdismo,  de enfrentar a su jefe directo al almirante pro-izquierdista Raúl Montero, que era el Comandante en jefe nombrado por Allende y removerlo de su puesto. 

El almirante Montero había exigido un respeto irrestricto de sus subordinados al gobierno del izquierdista Allende y su coalición de partidos. Y por lo tanto ante la situación que vivía Chile se había transformado en un enemigo de aquellos que liberarían a Chile del yugo marxista.


Esta claro que el Almirante Merino era el segundo en antigüedad en la Armada de Chile pero contó con el apoyo del resto de sus oficiales subalternos y salvo aquellos  conspiradores que se habían sublevado bajo la dirección de los izquierdistas Oscar Guillermo Garretón y Carlos Altamirano, todos los enclaves de la Armada a lo largo de todo el país reconocieron la autoridad como comandante a don Jose Toribio Merino Castro. 

Como un buen un marino el almirante Merino era de modales muy fuertes conocida era su conversación siempre con voz de mando y seca.  

Son muy recordados "los martes de Merino", donde hablaba a la televisión y a los medios sobre diversos temas de actualidad nacional e internacional los que analizaba de acuerdo a su propio elevado criterio.

El Almirante Merino presidio las comisiones legislativas de la Junta Militar hasta finales del 8 de marzo de 1990.

Participaron en las comisiones  Juan Antonio Coloma,  Andrés Chadwick, Jaime Guzman, Hermógenes Perez de Arce entre otros que hoy día forman parte de Chile Vamos y el Partido Republicano y, que bajo la dirección del presidente Pinochet el Almirante Merino y los otros miembros de la Junta Militar trabajaron en la creación de los decretos leyes con los que manejo el Gobierno Militar y el presidente Pinochet y su gobierno.

Al recordar al Almirante Merino no debemos pasar por alto su profundo amor por la democracia y la libertad que se manifestó desde los comienzos de su vida como oficial  de la armada.

De acuerdo con sus memorias, el joven oficial se presentó como voluntario para embarcarse en una nave estadounidense que estaba operando en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Desde abril de 1944 hasta septiembre de 1945 habría permanecido embarcado en el USS Raleigh, crucero ligero de la clase Omaha de la Armada de Estados Unidos. 
En este buque se desempeñó en los mandos de ayudante del departamento de Control de Averías, ayudante del oficial Artillero y oficial Control de Fuego, y habría participado en dos combates antiaéreos y operaciones en tierra, una de las cuales casi le cuesta la vida; después de eso, contrajo malaria y el tratamiento le dañó seriamente la audición.

En septiembre de 1945 el Almirante Merino regreso a Chile para asumir el cargo de oficial Artillero del destructor Serrano. Todo lo aprendido a bordo del Raleigh lo volcaría en dos libros de uso institucional: Manual de Control de Averías y el Manual de Centrales de Informaciones de Combate.

En 1950, siendo ya capitán de corbeta, fue trasladado nuevamente al acorazado Almirante Latorre, donde diseñó e implementó la Central de Informaciones de Combate, que no existía en esa unidad. 

Al año siguiente pasó al crucero O'Higgins, nave recién adquirida a los Estados Unidos. Formó parte de su primera dotación con el cargo oficial encargado de Control de Averías. 

En octubre de ese año conoció a Margarita Riofrío Bustos, con quien contrajo matrimonio el 1 de marzo de 1952; la pareja procreó tres hijas, María Angélica, Ana Carolina y Teresa Trinidad.

El mismo año de su boda, asumió como comandante de la corbeta Papudo; en 1954 fue destinado a la Academia de Guerra Naval, en la que efectuó un curso regular de Estado Mayor; y al siguiente fue enviado a la embajada de Chile en Gran Bretaña como agregado naval adjunto y asesor de armamentos durante la construcción de los destructores Williams  y Riveros.

En 1958 fue trasladado al Estado Mayor General de la Armada; al año siguiente asumió como comandante del transporte Angamos y en 1960 fue enviado como instructor a la Academia de Guerra Naval en la que escribió un manual de Logística Superior y otro de Geopolítica.


Fue comandante del destructor DDG-19 Almirante Williams de la clase Almirante y en julio de 1963 asumió como jefe del Estado Mayor de la Comandancia en Jefe de la Escuadra. Durante dicho período desempeñó además el cargo de comodoro del Grupo de Tarea chileno en la operación UNITAS.

En 1964 fue designado subjefe del Estado Mayor General de la Armada. En 1966, fue nombrado por parte de la Cancillería de Eduardo Frei Montalva, presidente de un comité de juristas para preparar el caso canal Beagle ante una eventual presentación en la Corte Internacional de La Haya. En 1969 asumió como director de Armamentos de la Armada.

En enero de 1970 encabezó la Dirección General de los Servicios de la Armada y en noviembre del mismo año asumió como comandante en jefe de la Escuadra hasta marzo de 1972, fecha en que pasó a comandar la Primera Zona Naval con base en Valparaíso, la mas importante Zonal Naval de Chile.

A partir de ese año 1972, con la promulgación de la ley de control de armas, se formó un grupo de inteligencia dependiente del Estado Mayor de la 1.ª Zona Naval, bajo el mando el almirante José Toribio Merino que tuvo como función sistematizar la información de organizaciones y personas del gobierno izquierdista de la Unidad Popular y el MIR el radicalizado grupo terrorista de la izquierda en aquella época, este grupo delictual político durante el gobierno del presidente Frei había realizado, numerosos asaltos y atentados. El plan para detener la violencia izquierdista se conoció internamente en la Armada como el plan Cochayuyo.

 Este plan nacido bajo la dirección del almirante Merino fue crucial para entender y detener la asonada izquierdista que pretendía asesinar a todos los opositores al gobierno de Allende y la UP coalición de izquierdistas que respaldaba a Salvador Allende, ademas de todo esto el plan tuvo por objeto, tomar el control territorial y la neutralización de cualquier nuevo grupo extremista que apareciera..

La ley del Control de Armas permitió durante el fallido gobierno de la Unidad Popular la coordinación de oficiales de distintas ramas de las Fuerzas Armadas y Carabineros, quienes hicieron innumerables allanamientos a empresas estatales, así como a diversas poblaciones todas con el respectivo éxito, mostrando la eficacia de las Fuerzas Armadas y de Orden.

Como Comandante en Jefe de la Primera Zona Naval y Juez Naval el Almirante pidió el desafuero y arresto del senador Carlos Altamirano y del diputado Óscar Guillermo Garretón, quienes fueron acusados de sedición de unidades de la Escuadra en agosto de 1973.
El mismo día que Altamirano amenazaba hacer de Chile otro Vietnam en el Estadio Chile, el domingo 9 de septiembre de 1973 el Almirante Jose Toribio Merino Castro escribió a los generales Pinochet y Leigh que la Armada de Chile y sus oficiales había fijado el día D para el martes 11 de septiembre a las 06.00 AM impostergablemente.

Bendito es YHWH nuestro Elohim por haber inspirado tan sabia decisión de este patriota.



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